Ocho vinos y un espumoso para probar en el que fuera refugio de Picasso, o hay vida más allá de la Garnacha
La Terra Alta, forma parte geográficamente de las Tierras del Ebro, pero con un clima rudo y árido y un paisaje montañoso y salvaje donde sólo viñedos, almendros, olivos y cerezas consiguen sobrevivir.
Horta de Sant Joan, al sur de la Terra Alta fue el escenario de dos permanencias muy especiales y también largas (además de muy desconocidas) de Pablo Ruiz Picasso, a caballo de Barcelona y París, que cambiaron sin duda la historia del arte contemporáneo.
Aquí tomó carta de naturaleza propia un “ismo” nuevo, -padre a su vez de muchos otros- el cubismo, sin duda inspirado por esta tierra, su luz, sus gentes, el paisaje, los colores y también estos vinos (que no faltaban en las pinturas cubistas), como demuestran las más de 200 obras y miles de dibujos, que realizó el pintor malagueño en esta tierra.