La ruta North Coast 50 recorre 800 km de las Tierras Altas escocesas, un recorrido circular por valles de belleza agreste, pueblos pintorescos y leyendas
Hay una forma diferente de explorar el norte de Escocia: la North Coast 500, apodada La Ruta 66 escocesa, recorre 800 kilómetros en un recorrido circular a través de los agrestes paisajes de las Highlands, tierras de acantilados de vértigo, castillos centenarios, pueblos encantadores, destilerÃas y campos de golf.
Con el invierno preparando sus artillerÃa de niebla, viento y lluvia, es mejor recorrer esta cinta de asfalto serpenteante en coche o uniendo las diferentes etapas con buses urbanos.
Es un periplo pensado para amantes del viaje con lentitud, tanto por la precaución que hay que tener en la carretera como por los tiempos necesarios para disfrutar de los paisajes con calma.
Salida desde Inverness
El punto de partida es Inverness, la encantadora capital de las Highlands, con un barrio antiguo que presenta una catedral del siglo XIX y un mercado victoriano que permite degustar los mariscos, cervezas artesanales y embutidos que se pueden llevar en el viaje.
Desde allà parten barcazas que recorren el rÃo hasta llegar al Loch Ness, el lago más grande de Gran Bretaña.
En la primera etapa se pueden descubrir las ruinas del priorato de Beauly Priory, rodeado por el pueblo que en el siglo XVI fascinó a MarÃa Estuardo.
En el recorrido desfilan maravillas naturales como las cascadas Rogie, buscada por los fotógrafos de naturaleza para retratar los salmones que nadan contracorriente.
La imponente figura del castillo de Eilean Donan fue escenario de numerosas pelÃculas como Highlander y Braveheart
Cerca de Loch Carron se encuentran los jardines de Attadale, donde las diversas generaciones que lo han cuidado se encargaron de dotarlo de plantas de todo el mundo.
Otro testimonio histórico es el castillo de Eilean Donan, que merece un desvÃo. Situado en una penÃnsula rocosa sobre el lago Ash, su imponente y sobria figura fue escenario de numerosas pelÃculas, como Highlander y Braveheart, y es uno de los monumentos más visitados de Escocia.
Para amantes del senderismo
En una segunda etapa se transita por la delgada carretera de Bealach Na Ba, que en gaélico significa ‘paso de ganado’. Es un camino de montaña de un solo sentido, en el que hay que extremar las precauciones, pero que merece la pena al ver las vistas que se contempla desde las alturas.
El recorrido lleva hasta Torridon, un pintoresco pueblo sobre la costa de un brazo del lago homónimo.
Desde allà parten numerosos senderos, como el que conduce a la cresta del macizo de Liathach o la extenuante travesÃa de Beinn Eighe. Más relajado, está el paseo de 11 kilómetros por la costa desde Lower Diabaig hasta Red Point, con las montañas nevadas que se reflejan en las aguas de los lagos Upper Torridon y Maree.
El pueblo más grande de esta región es Ullapool, situado a orillas del lago Broom y base de los ferris que cruzan a las Hébridas Exteriores.
Para tener un toque de tradiciones y folclore, en esta villa se recomienda alojarse en una posada y escuchar a las bandas locales en Ceilidh Place, donde incluso hay una librerÃa especializada en historia, geografÃa y turismo de las Highlands.
Nunca falta el castillo de turno, y en este caso es el de Ardverk, que pertenecÃa al clan de los MacLeods. Más que las ruinas de sus torre, lo que más impacta es la belleza salvaje del lugar.
El reparo del chocolate
En la tercera etapa se pasa por el pueblo de Kylesku, desde donde se accede al mirador de Drumbeg, uno de los puntos panorámicos más bonitos del recorrido.
En la zona se pueden divisar las colonias de frailecillos, siempre con sus picos llenos de pescados; y de focas que buscan una mÃnima tregua de sol.
En el pueblo de Durness espera Cocoa Mountain, que tiene la fama de ser la mejor chocolaterÃa de Escocia. La pausa caliente, matizada con algún whisky de las cercanÃas, permite recuperar energÃas frente al duro clima del norte.
Desde Dunnet se pueden contemplar los mejores atardeceres de las Highlands, con las islas Orcadas y un faro como imágenes de postal
Smoo Cave se encuentra en la franja del extremo septentrional de Escocia, una cueva natural con presencia humana de hace 6.000 años, que aloja una cascada y que por un efecto de la luz en ocasiones se ve de color azul.
Los mejores atardeceres
No muy lejos se puede ver el naufragio de Talmine Bay, una playa de arenas blancas y aguas cristalinas, y si se sigue el camino, se llega al Dunnet, al norte del norte de Gran Bretaña. Desde allà se pueden contemplar los mejores atardeceres de las Highlands, con las islas Orcadas y un faro como imágenes de postal.
En el museo de Betty Hill es posible conocer uno de los episodios más vergonzosos de Escocia, las clearances, las polÃticas de desplazamiento forzoso de la población en el siglo XVIII que desterró a generaciones de familias desde las Tierras Altas a la costa, a las Lowlands y hacia otros paÃses.
Más huellas del pasado se obtienen en las ruinas del castillo de Sinclair, cerca del pueblo de Wick; y en el fastuoso palacio de Dunrobin, una residencia de los Condes de Sutherland de más de 180 habitaciones que parece un chateau transportado desde el valle del Loira.
Precisamente en el citado Wick se encuentra la destilerÃa de Old Pulteney, que funciona desde 1826 y que organiza catas para probar su whisky de malta.
Camino hacia el sur se llega al Club de Golf Royal Donorch. Al estar ubicado en un sitio remoto ha quedado fuera del circuito profesional, pero este aire de lejanÃa le da un encanto que atrae a miles de jugadores.
El whisky del final
Antes de regresar a Inverness y poner punto final al recorrido por la NC500 hay que conocer otras de las destilerÃas más importantes de las Highlands, Glenmorangie, rodeada por los campos de cebada cercanos al pueblo de Tain.
Elaboradores de un recomendado whisky de malta desde hace 175 años, en la visita se descubren los alambiques más altos de Escocia en la Still House, conocida como la Catedral de las Tierras Altas; una bonita imagen para despedirse de este camino costero.
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