Esta nueva política complementaría la ya vigente de los corredores seguros que empezó a aplicarse en julio, y que eliminaba totalmente la cuarentena para los viajeros procedentes de destinos considerados seguros.
La idea es que los viajeros procedentes de países que siguen siendo considerados de "alto riesgo" permanezcan aislados durante una semana a partir de su llegada, y que luego se hagan un único test gestionado por el sector privado y siendo costeado por el pasajero.
La industria no confía demasiado en el éxito de esta nueva política.
El nuevo CEO de British Airways, Sean Doyle, ha considerado que incluso reduciendo la cuarentena a siete días en lugar de 14, la demanda para viajar continuará siendo baja.
"La gente no va a viajar al Reino Unido, y el país se quedará atrás", ha dicho. "Necesitamos que la economía se mueva de nuevo y esto no es posible cuando le pides a la gente que se mantenga aislada durante 14 días"
pesar de los anuncios reiterados hechos por el secretario de Transportes, el Gobierno británico no ha cambiado ni un milímetro su política de cuarentenas, iniciada en julio. Grant Shapps ha estado declarando cosas contradictorias durante semanas, levantando la ira del sector turístico del país, como contamos en Reino Unido sigue deshojando la margarita con los test y la cuarentena.
El sector considera que el secretario ha trabajado más para derrumbar las esperanzas en una rigurosa política de test que para promover la idea de esa política y llevarla a cabo.
Ahora que la mayoría de destinos turísticos preferidos por los británicos ha salido de la lista negra el debate sobre las cuarentenas al regreso de las vacaciones habrá terminado, al menos temporalmente, pero sigue la preocupación por hacer que el país recupere su papel como uno de los 10 principales destinos turísticos del mundo.
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