Grant Shapps anuncia potenciales cambios en la política de viajes del Reino Unido en todas sus comparecencias públicas, pero ninguna se acaba concretando.
Una encuesta elaborada por la firma GlobalData muestra que el 45% de los británicos está "extremadamente preocupado" por las consecuencias económicas de la situación y por si la crisis impedirá que puedan viajar en los próximos meses y en veran de 2021.
La encuesta también apunta a que la recuperación de la industria será más complicada si las administraciones del Reino Unido, Escocia y Gales no hacen una aproximación unificada a la cuestión de las cuarentenas o a otras posibles soluciones para atajar la infección.
Los medios sectoriales británicos han bautizado la política de cuarentenas del Gobierno como la "quarantine roulette" (Las agencias británicas sufren el desplome de la confianza con tanto cambio y El sector turístico en el Reino Unido, visión actualizada al acabar el verano).
De hecho, el Gobierno de Boris Johnson está manteniendo una línea dura con las cuarentenas por países a la vez que, sobre todo su secretario de Transportes, Grant Shapps, difunde cada semana posibles cambios que el Gobierno se estaría planteando pero que nunca llegan a concretarse, desde nuevos puentes aéreos regionales con Canarias y Baleares (El Reino Unido se plantea corredores regionales con Canarias y Baleares), a los corredores regionales en lugar de las políticas restrictivas por países (El Reino Unido sigue sordo a las quejas de su propio sector turístico), la posibilidad de sustituir las cuarentenas por test que de momento se ha quedado solamente en un plan piloto en Heathrow (El 62% de los británicos prefiere test en los aeropuertos a una cuarentena), y el último anuncio, el pasado viernes, sobre que la cuarentena de 14 días podría ser recortada a siete días, seguidos por un test. Todos estos anuncios los ha hecho el secretario de Transportes a distintos medios de comunicación.
Mientras, Reino Unido, Escocia y Gales están aplicando políticas distintas en cuanto a Portugal y Grecia, por ejemplo, algo que causa confusión y desconfianza en los consumidores. Y además, la situación económica complica una rápida normalización de los viajes tras la Covid-19, por lo que los analistas temen que la situación pueda ser incluso peor en 2021, ya que existe el temor de que ante la crisis económica de las familias, el presupuesto destinado a viajes sea gastado en otras necesidades.
Los agentes irlandeses temen por sus trabajos
Los agentes de viajes de Irlanda presentarán la semana que viene una petición al Parlamento del país para que la administración evite la pérdida de 3.000 puestos de trabajo en la industria turística irlandesa, recuperando los subsidios de 350 euros que recibían semanalmente por empleado y que el 1 de septiembre fueron recortados a 203 euros.
Las agencias no pueden seguir pagando los sueldos de sus empleados y sus gastos "cuando su facturación en los últimos seis meses ha sido de cero libras", ha asegurado una portavoz de los agentes
La petición incluye también cambios en la política irlandesa en relación a las recomendaciones de viajes no esenciales a varios países y también cambios en la "lista verde" de destinos. Por cierto, que el Reino Unido no está incluido en esta lista verde.
Los agentes aseguran que "nuestro gobierno nos ha tenido comercialmente paralizados durante seis meses y no hemos arrancado la actividad este verano por culpa del listado de países no esenciales y de la cuarentena de 14 días".
Y al despertar, el Brexit seguía allí...
Por otro lado, sigue la incertidumbre en torno al Brexit, que genera también desconfianza de los ciudadanos en la situación económica del país y de sus propios bolsillos.
El primer ministro, Boris Johnson, dio este domingo un plazo hasta el 15 de octubre para alcanzar un acuerdo con la Unión Europea (UE) sobre el Brexit, tras lo cual, señaló, "habría que aceptar (el fracaso) y pasar página". Al parecer, la posibilidad del no acuerdo es bien real para el Ejecutivo y no sería considerada un fracaso, ya que la UE pasaría a ser un socio comercial del Reino Unido como Australia, con los protocolos establecidos por la Organización Mundial del Comercio y, además, permitiría que el Gobierno de Johnson pueda aprobar sin tener que dar explicaciones una nueva legislación de subsidios estatales que, según medios británicos, haría saltar por los aires cualquier acuerdo con Europa. Esta nueva ley de mercado interno podría aprobarse este mismo miércoles.
"Pasar página" significará que el Reino Unido asume llegar al 31 de diciembre sin acuerdo, lo que equivale a un fin abrupto de la relación con la UE, y que elige su mercado interno y sus normas antes que un acuerdo de libre comercio entre las dos partes.
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