Pero esa es una visión algo superficial. El storytelling bien entendido puede literalmente cambiar el producto, influir en él y también ostenta el poder de cambiar realidades. Y el turismo sabe mucho de ello porque, sin que se llamara así todavía, ha utilizado este recurso con gran eficacia.
Por ejemplo, los expertos aseguran que una de las claves del éxito de la gastronomía peruana no son sólo sus productos y sus cocineros, ni tampoco sus tradiciones. El secreto fue su comunicación, la manera en la que se narró. Y ese proceso cambió completamente la historia de una ciudad histórica como Lima.
Con ese mismo objetivo, Colombia ha comenzado a trabajar hace ya un tiempo en la música como elemento distintivo, poniendo sus ritmos en el propio corazón de sus campañas internacionales. Hoy, el país está dando un gran paso adelante en ese sentido, ya que empezará a explorar cómo transformar esa “historia”, la de su cultura, en acciones concretas que potencien la experiencia turística.
El Ministerio de Comercio, Industria y Turismo colombiano, a través de Fondo Nacional de Turismo (Fontur), acaba de aprobar el proyecto para el desarrollo de las narrativas regionales del turismo del país.
“Esta iniciativa pretende recoger la riqueza cultural de las diferentes regiones en términos de su historia, sus leyendas, su música, su gastronomía, sus artesanías, entre otros, con miras a generarle valor agregado a las experiencias turísticas”, explicó el viceministro de Turismo, Julián Guerrero Orozco.
Según afirmaron, el objetivo es “recoger y narrar en lenguaje de viajes, las memorias, leyendas o tradiciones, que enriquecen las experiencias turísticas del país” y, de ese modo, “darles el valor que merecen para que no se pierdan en las futuras generaciones”. Pero, además, buscan que dichas narrativas se vuelvan aún más especiales los lugares visitados, porque el objetivo es que se genere una conexión entre el turista, el lugar que visita y las personas que lo habitan.
De acuerdo con Guerrero Orozco, cada vez más viajar “no es solo trasladarse físicamente a un lugar, también cobra importancia el recorrido intelectual, emocional e incluso el espiritual que hacen los viajeros inspirados por un lugar”. “El secreto de viajar bien es tener la capacidad de conectar al viaje físico con el viaje interior para llenarlo de sentido y significado”, resaltó el funcionario.
“Debemos lograr convertir los viajes en experiencias únicas, memorables y, finalmente, transformadoras para la vida de las personas. Ese es el propósito de este proyecto”, subrayó.
En el caso concreto de Colombia, el funcionario anticipó que algunas de esas narrativas podrían dar respuesta a preguntas como por qué en el Centro Histórico de Cartagena hay calles que se llaman Gastelbondo, Tumbamuertos o Las Damas; cuál es el origen de las leyendas llaneras de la patasola y la bola de fuego; cuál es el origen y las influencias de la gastronomía del Pacífico colombiano; de dónde y cómo nace la música vallenata; qué respresentan las figuras geométricas de las mochilas Wayúu y Arhuacas; o qué secretos guarda el Valle de Sibundoy en el Putumayo.
El proyecto llevará en principio 18 meses y adelantaron que, una vez terminada la fase de investigación, se dará a conocer la metodología que sentará las bases para relatar lo encontrado, de una manera atractiva para los turistas, y, desde luego, plasmar eso en los propios destinos colombianos.
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